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El juego del bingo, a pesar de ser un juego sencillo, es decir, no tan complicado en cuanto a las reglas y normas, es un juego en el que se necesita mucha concentración para poder llevar un buen control del cartón y los números. Por ello, en muchos lugares se está tomando como medida dar algunos pasos de orientación a los jugadores nuevos. Sabemos que el bingo lo puede jugar hasta un niño, pero no debemos pasar por alto el hecho de que siempre son necesarias algunas reglas básicas que últimamente se estaban dejando en el olvido, y que pueden incluso ayudarnos a jugar mejor.
Por ejemplo, algunos se olvidan de estar concentrados en sus cartones, y se distraen comprando comidas y bebidas, actividades que a veces confunden, sin olvidar que esto puede ocasionar que se vuelva un caos la mesa en donde se juega. Para el jugador profesional de bingo, no debe haber más cosas que un plumón, los cartones y unos binoculares para ver la pantalla.
Otro consejo que dan es no asustare ni ponerse nervioso en los momentos finales. Si bien sabido que alguno jugadores suelen “cantar el bingo” en los bolos finales, la verdad es que muchas veces lo hacen solo con la finalidad de poner más nerviosos a los que verdaderamente tienen la posibilidad de llevárselo, un trampa antigua y que, aunque bien conocida, casi siempre funciona muchas veces, ya que el jugador que está nervioso pierde la concentración, y pierde sus posibilidades de ganar.