Gran Casino en Linea

Un casino clandestino bajo casa. Ese es el problema que trae de los nervios a los vecinos del inmueble situado en el número 13 de la calle de La Puebla donde, al parecer, un grupo de inmigrantes de origen chino dedica las 24 horas del día a apostar y jugar al mahjong en los bajos del mismo. Pero los gritos que se escuchan «cuando alguien gana o pierde una partida» no es lo único que incordia a los vecinos. El olor a comida y el traqueteo de los cuchillos a las tres de la madrugada son las otras molestias que desquician a los vecinos.

La causa viene provocada porque, al parecer, el bajo también es sede de una cocina ilegal dónde los inmigrantes preparan los bocadillos, los tallarines y el arroz tres delicias que luego distintos ciudadanos asiáticos venden a dos euros en la Gran Vía. Los vecinos del edificio y las asociaciones de la zona aseguran que los hechos ya habían sido denunciados a la Policía Municipal y a la Junta de Distrito desde noviembre del año pasado.

«El ruido es infernal, y las molestias son muchas, desde el alboroto que hacen entrando y saliendo hasta los golpes de las fichas con las que juegan al mahjong, parecidas a las del dominó, chocando contra las mesas», criticaba ayer un vecino. La preocupación de los habitantes de los seis apartamentos con los que cuenta el edificio, más el bajo anexo, creció varios enteros el pasado viernes. Ese día, alrededor de las 18.00 horas, se escuchó una explosión en el casino-cocina ilegal que fue seguida por una oscura humareda.

La Policía Municipal, que tiene su Unidad del distrito Centro en la calle de la Nao, a apenas 50 metros del supuesto casino, no tardó en acordonar la zona, a donde también se dirigieron los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. «Fue un buen susto, pero peor lo pasamos cuando comenzamos a ver como los bomberos sacaban varias bombonas de butano del interior. Pudo ocurrir una desgracia», remarcaba ayer Alberto, otro de los vecinos que comprobó como el mismo viernes, tras irse los bomberos, sus vecinos de origen chino «volvieron a ponerse a cocinar como si no hubiese pasado nada».

Hartos de que nadie «tome medidas», los vecinos han decidido colocar varias pancartas donde se informa de la presencia de una «cocina abierta toda la noche» y un «casino chino», que son señalados con flechas rojas. Ayer, el bajo permaneció cerrado. Los denunciantes dicen que dentro se están haciendo obras, aunque cuando este periódico acudió al lugar, nadie abrió las puertas del bajo, pese a que una ventana permitía ver que las luces estaban encendidas en su interior.

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